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Mis Hijos están Creciendo

Mis Hijos están Creciendo: Hace una semana toqué fondo, y tuve una gran discusión con mis hijos, estoy pasando por una crisis silenciosa en donde ya no sé si los conozco, si yo misma sé quién soy, desde la adolescencia no me sentía tan cansada.

Hoy vine a mi Boutique del Alma, tengo sesión con Mollis.

Vamos a iniciar, cerramos los ojos, respiramos profundamente, inhalar, exhalar, empezamos a relajar todo el cuerpo y a habitar el instante presente. Recuerda de nada sirve estar aquí si nuestra mente está en otro lado, si vamos a estar aquí estemos plenamente, aquí y ahora.

Piensa en la temática que quieres abordar hoy y observa las emociones que surgen.

Muy bien, abrimos los ojos y vamos a comenzar nuestra sesión. ¿Cuál es el tema que quieres trabajar hoy y qué emociones surgieron?

Me gustaría empezar por los juicios, que me provocan miedo, incertidumbre y culpa.

La semana pasada me sentí juzgada, percibí que no soy suficiente, que todo lo que yo hice creyendo que era lo correcto, hoy me doy cuenta de que quizás no era lo que mi familia necesitaba y no puedo volver al pasado, no existen los hubiera.

Tienes razón, dijo Mollis, no podemos regresar el tiempo para hacer las cosas diferentes, lo importante no es eso, es tener la capacidad hoy de saber reconciliarnos con ese pasado y seguir adelante, comprendiendo que todas las personas tienen las mejores razones para ser como son y hacer lo que hacen, incluida tú.

Con esto no buscamos justificarnos, sino comprendernos.

Cada persona está viviendo la vida que corresponde a su nivel de conciencia. ¿Quieres cambiar tu vida? Tienes que cambiar tu nivel de conciencia. El exterior no cambia, quien debe hacer el cambio, eres tú y cuando eso sucede la perspectiva de las cosas se transforma.

Vamos a platicar un poco sobre los juicios. Existen diferentes tipos, los hay, de hecho, de recomendación o bien los de valor.

Cuando simplemente observamos algo, podemos describir el hecho, sin calificarlo, sin decir si algo está bien o mal o si es bello o es feo. Esto es un juicio de hecho.

Cuando se emite un juicio de valor se le atribuye un calificativo, falso, verdadero, bello, feo, bueno, malo. Y el juicio de valor al ser subjetivo puede ir con una emoción negativa, esa carga emocional va contra ti. Por eso decimos que los juicios son una autoagresión.

Un pensamiento detona una emoción, y esta dispara una acción. Si tú, en este momento, piensas en alguien a quien amas, se va a generar una emoción agradable y tus acciones irán en esa línea.

Por el contrario, cuando el juicio es negativo, ese pensamiento así sea hacia otra persona quien lo vive, es quien lo emite.

Estas emociones derivadas del juicio se somatizarán en nuestro cuerpo y nos llevarán a reacciones de las que luego podemos arrepentirnos.

Si quieres disminuir la carga emocional negativa, empieza observando la calidad de tus pensamientos. Cancelando todos los juicios de valor.

Procesar emociones consume mucha energía, por eso te puedes sentir agotada.

Recuerda no vivimos los hechos, vivimos lo que los hechos significan para nosotros. Al hecho le atribuimos un significado (emitimos un juicio) y ese significado es lo que nos hace sufrir.

Reaccionamos en la vida, como aprendimos en la infancia, de nuestra familia, escuela y sociedad. Los significados que hoy le damos a lo que vivimos vienen de esos condicionamientos socioculturales.

¿Ya no quieres sufrir? Observa, no juzgues.

Al momento en el que juzgas tus decisiones y tus acciones pasadas como insuficientes, como inadecuadas, estás generando una emoción negativa y, por lo tanto, tu cuerpo lo resiente, te agotas más rápido, te duele la cabeza, sientes gastritis, etc.…

Las decisiones y las acciones pasadas en su momento las consideraste apropiadas, diste lo que había en ti, ni más ni menos. No sé si eso está bien o mal, solo sé qué hacía sentido, hoy quizás ya no, pero hoy ya eres otra.

Esta semana te voy a pedir que observes todos esos juicios que has estado haciendo contra ti o contra los demás y conviértelos de juicios de valor a juicios de hecho, por ejemplo:

“Mis hijos me contradicen y no me respetan” por

“Mis hijos están creciendo y tienen un punto de vista diferente”.

Observa cómo te sientes frente a cada oración.

En perfecta paz, en armonía perfecta damos por concluida nuestra sesión de trabajo y con esa sonrisa cálida me dijo que nos vemos la siguiente semana.

GRACIAS por leer: Mis Hijos están Creciendo

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Escrito por Marisol Pérez Velázquez

Marisol es Licenciada en Relaciones Industriales egresada de la Universidad Iberoamericana y también está certificada como consultora y comunicadora en Semiología de la Vida Cotidiana®.

Ella guía y capacita a las personas y a las organizaciones en un camino de realización. Esto es a través de facilitar la evolución, el crecimiento y el desarrollo del ser humano. 

Marisol cuenta con un amplio curriculum como asesora de empresas a nivel nacional. 

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