Las recientes negociaciones del TLC dejan sin dormir a muchas personas. Por otro lado, los trabajadores de cuello azul en EUA mantienen la esperanza de que el fin del Tratado signifique mayor certidumbre para sus empleos. Un eventual fin de la sociedad comercial entre Canadá, México y Estados Unidos puede cimbrar muchas estructuras económicas y financieras construidas alrededor de este modelo regional. Independientemente de lo que suceda, ésta renegociación convocada por el Presidente Trump, marca una nueva tendencia nacionalista en todo el mundo.
Las economías nacionales, en términos generales, pueden aspirar a tres tipos de políticas económicas para generar crecimiento y desarrollo. Cada perspectiva tiene motivos históricos justificables para su época. Es difícil juzgar cual es la mejor o cual es la que mas daño ha hecho. La vida humana es muy valiosa y ningún Estado Nacional tiene el derecho de prescindir de ella. Desgraciadamente la historia esta llena de ejemplos en los que el Gobierno, sin importar la perspectiva, ha actuado abusando de su poder.
El Nacionalismo Económico es una perspectiva que tiene como estrategia principal cuidar la estabilidad de un país. Este modelo se centra en tarifas y barreras arancelarias para proteger la economía interna de la competencia internacional. De esta manera la industria nacional puede florecer sin competencia del exterior. De esta manera se desincentiva que las empresas se vayan a otros países con mano de obra más barata. Lo más importante de esta perspectiva es que el Estado es el gran rector del desarrollo y del crecimiento económico.
La Perspectiva Estructuralista sostiene la lucha de clases y el reparto equitativo de la producción nacional. El Estado también es el rector de la economía pero a diferencia del nacionalismo los medios de producción son comunitarios. La propiedad privada no existe y las libertades individuales están subyugadas a los intereses del Gobierno. En algunos países, los partidos de izquierda se han adaptado a la economía de servicios y se concentran en defender a las minorías. Muchos partidos socialistas hoy gobiernan en Europa y América Latina.
El Liberalismo Económico como perspectiva económica propone que las naciones se vuelvan especialistas, eficientes y comercien con el mundo. La propuesta comercial de los neoliberales es que, entre más grande sea el comercio internacional, menor será la probabilidad de que los gobiernos se declaren la guerra. Si dos o más países integran sus economías a través de un convenio de libre comercio, entonces estos países aumentarán la generación de valor y se integrarán de manera más fuerte. Para esta perspectiva la paz mundial es prioridad.
Durante muchos años, México tuvo como modelo de desarrollo el Nacionalismo Económico. Producto del orden mundial creado a partir de la 2ª Guerra Mundial la economía nacional se vio fortalecida por la inexistencia de los capitales golondrinos, comercio internacional limitado y estabilidad cambiaria. Los acuerdos tomados en Bretton Woods fijaron la paridad Peso/Dólar/Oro a 12.50 pesos y esto permitió que el poder adquisitivo de los mexicanos fuera estable. Sin embargo, las presiones financieras obligaron a Nixon a acabar con Bretton Woods.
La Guerra de Vietnam y la necesidad de impulsar la economía doméstica obligaron al Presidente Nixon a tener que abandonar el tratado de Bretton Woods. El 15 de agosto de 1971 es la fecha en la que oficialmente termino la paridad fija del tipo de cambio. A partir de ahí, la economía mexicana enfrentó grandes problemas cambiarios. A principios de la década de los ochenta México estaba completamente quebrado. El mundo se reorganizó en los tratados de 1976 en Jamaica. Una nueva era de inestabilidad cambiaria azotaría el mundo.
A mediados de la década de los ochenta, bajo la Presidencia de Miguel de la Madrid Hurtado, México empezó la transición hacia la perspectiva neoliberal con la entrada de México al GATT. Su sucesor, el Presidente Carlos Salinas de Gortari, impulsaría a fondo el modelo con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá. A partir de ahí y hasta el día de hoy todos los Presidentes han apoyado e impulsado el Libre Comercio como política económica. De manera paralela se apostó por la competitividad de la mano de obra mexicana.
Hoy México ha vivido en una relativa estabilidad cambiaria. La política de la competitividad ha mantenido los sueldos bajos con la intención de atraer mucha inversión y crear muchas fuentes de trabajo. Aún falta mucho por hacer en materia económica y financiera, pero debe ser prioritario en la agenda nacional empezar a abandonar la competitividad y moverse hacia la productividad. Esto debe ir de la mano con un aumento en el poder del mercado interno. Las oportunidades de desarrollo económico para México están en su mejor momento.
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