La buena, la mala y la fea de las AFORES

La buena, la mala y la fea de las AFORES: La buena: Derivado de los cambios en la normativa, se redujo el número de traspasos entre cuentas de trabajadores. Este modelo de competencia nunca funciono, dado que, al estar regulado las inversiones, la diferencia entre una administradora y otra es mínima. En mi humilde opinión es necesario que estos bancos para el retiro compitan por dar mejor servicio. En general los procesos son largos, burocráticos y con falta de calidez. Los traspasos son lentos y absurdos, dado que la mayoría de los pasos y controles se tenían para evitar fraudes. El costo era alto y llego a representar el 50 % en gastos por concepto de comercialización y pago de comisiones para las AFORES.

La mala: En el Informe Trimestral publicado el 28 de febrero al Congreso de la Unión, se confirma el monto de las minusvalías acumuladas en 2022 por 215,477 mdp. Equivale a 4.1% de los recursos administrados por las AFORES. Recordemos que un poco más de 50% del dinero se invierte en proyectos de gobierno e infraestructura. Es decir que algo no estamos haciendo bien como país, al tener esta disminución. Es por eso por lo que cuando me preguntan si vale la pena ahorrar dinero en el AFORE. Los resultados obtenidos hasta hoy no respaldan poner un solo peso en esos fondos.

La fea: Le vamos a invertir más dinero a este portafolio. De nuestro sueldo que percibimos (aquellos que aportamos para retiro). Nos irán descontando más dinero año con año, con la noble intensión de guardar más recursos hacia el futuro y soportar los últimos años de la vida laboral. De esa forma pasaremos a aportar 15% de los ingresos para el 2023. Considero que la regulación que falta que sea el empleado quién escoja hacia dónde va nuestro dinero. No cabe duda de que se necesita mucho por trabajar. Por lo pronto ahorre, la cosa se va a poner muy fea.

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