Edwin Carcaño Guerra
No todas las empresas son iguales. Hay empresas que dependen de la tecnología y la moda para generar utilidades. También hay empresas que producen bienes y servicios que ya forman parte de los hábitos de consumo de la mayoría de las personas y esas requieren poca investigación tecnológica para sobrevivir. Por último están las que se mueven con los ciclos económicos y que cuando las cosas van bien presentan jugosos dividendos para sus accionistas.
Sin embargo, estos tiempos nos recuerdan que no todo va bien en la economía. Cuando las cosas salen mal, al igual que la rueda de la fortuna, los empresarios del sector cíclico son los que más sufren. Las empresas cíclicas se dividen en cuatro partes: Consumo cíclico, construcción, servicios financieros y materiales básicos. Los constructores son los empresarios que más batallan cuando la economía anda mal. Gracias a las empresas constructoras se genera una fuerte derrama de riqueza.
Las empresas como CEMEX, Akzo Nobel y Sherwin Williams pertenecen al sector de materiales básicos. Estas compañías son el primer paso para que la economía pueda crecer y entrar a un ciclo de crecimiento. Por otro lado el consumo cíclico es el que indica cuando a las familias les está yendo bien. Por ejemplo el sector automotriz, turístico o de entretenimiento. En este segmento encontramos empresas como Disney, Toyota, Aeroméxico, Marriot, Adidas, Mattel, Macys, Time Warner, Hilton y Hoteles Misión.
Para poder generar desarrollo económico después de la crisis del COVID19 es importante bajar impuestos y tener tasas de interés competitivas que permitan que empresas como CEMEX, constructoras y financieras puedan reactivar la economía generando empleos. De esta manera, con obras que aumentan la productividad de la nación, estimulamos la demanda desde la oferta (Supply Side Economics). Por algo este sector se llama cíclico. Intentarlo de otra manera sería muy peligroso y nos llevarla a una recesión económica.
Twitter: @MGeneracional
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