En el caso particular de México la Generación X son los niños que nacieron entre 1960 y 1982. Eran tiempos difíciles en lo personal para los adultos. Los mexicanos atravesaban por un Despertar que replanteaba la relación que cada ciudadano llevaba con las instituciones. El gran conflicto se veía en las manifestaciones estudiantiles del 1968. Pero había otro motivo que no quedaba totalmente claro: los ciudadanos ya no estaban dispuestos a entregar su existencia a las instituciones. Por otro lado, el PRI había llegado a su momento de coronación histórica: Las Olimpiadas del 68 y el Mundial de 1970.
La ciudadanía mexicana tenía que escoger entre el camino de las instituciones o el de explorar su individualidad. Al final la decisión se tomó en el momento en el que el individualismo cambió el curso del péndulo de la historia hacia la libertad. Ser adulto en estos tiempos es difícil debido al fuerte conflicto emocional, físico e intelectual que se vive todos los días. El adulto debe decidir entre ser lo que le pide la sociedad o lo que le exige su espíritu. Tomar este tipo de decisiones no es fácil e implica grandes cantidades de estrés e introspección.
Ser niño, en todo lo que eso representa, se convierte en un reto. Las necesidades emocionales del ser humano en sus primeros años son cariño, atención, cuidado, educación e inspiración entre otras. Pero el detalle está en el hecho del poco tiempo que tienen los adultos para entregarle todo ese tiempo a los pequeños. En un Despertar los hijos pagan parte del precio del debate que ocurre en las mentes de sus padres. Por lo tanto, muchos niños terminan su infancia, de manera cronológica, pero entran a la juventud con carencias emocionales que los vuelven vulnerables a ciertos estímulos peligrosos.
El joven X llegó a la adolescencia y enfocó su atención en sus relaciones con sus amigos. Las bandas, pandillas, grupitos o cuates fueron la fuente de inspiración para crecer emocionalmente y recuperar los años perdidos en la soledad de la infancia. La Generación X esperaba de sus amigos reconocimiento, respeto, complicidad, conocimiento y fuerza. Por esa razón, entre la infancia olvidada y la adolescencia expansiva, los X pusieron en sus amigos una confianza absoluta. Cuando un elemento de la X considera a alguien su amigo entonces ese lazo es para siempre.
Es común hoy que las amistades que se construyeron en la calle durante las décadas de los ochenta y noventa hoy se siguen frecuentando. Hoy el vínculo se ha hecho más sólido gracias a las redes sociales, pero sin olvidar que el parque de la colonia y la bicicleta fueron los principales elementos de estas pandillas. La Generación X se apegó a sus amigos y ya nunca se separó de ellos, a pesar de estar casados, con hijos o viviendo lejos. Podemos decir que para la Generación X, hoy en la adultez, siempre va a existir un pedazo de su alma que vive en la adolescencia cerca de sus amigos. La amistad X es para siempre.
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