La defensa de Cartagena de Indias:España vs Inglaterra : En 1741, en plena Guerra del Asiento, la ciudad de Cartagena de Indias se convirtió en el escenario de una de las mayores gestas militares del siglo XVIII. España, representada por el valeroso Blas de Lezo y sus tropas, enfrentó un asedio masivo por parte de la flota británica comandada por el almirante Edward Vernon. A pesar de la abrumadora superioridad numérica de los ingleses, los defensores de Cartagena lograron una victoria épica que frustró las ambiciones británicas en América y aseguró el dominio español en el Caribe por varias décadas más.
El contexto: La Guerra del Asiento
Desde hacía años, las tensiones entre España e Inglaterra habían ido en aumento debido a disputas comerciales y marítimas en América. En 1739, estalló la Guerra del Asiento, un conflicto en el que los británicos buscaban debilitar el control español sobre sus colonias y expandir su influencia en el Caribe.
Dentro de este conflicto, Inglaterra planeó una gran ofensiva contra Cartagena de Indias, una de las ciudades más ricas y fortificadas del imperio español en América. La idea era simple: tomar la ciudad, convertirla en una base británica y abrir paso para una expansión más agresiva en el continente.
El asedio: Una batalla desigual
En marzo de 1741, una flota británica de dimensiones colosales llegó a Cartagena. Estaba compuesta por más de 186 barcos, 27,000 hombres (entre marineros, soldados y esclavos jamaicanos), y más de 2,000 cañones. Era una fuerza avasalladora, diseñada para aplastar cualquier resistencia española.
En contraste, la guarnición española apenas contaba con 3,600 hombres y seis barcos, y estaba liderada por el legendario Blas de Lezo, un marino con una impresionante historia de batallas que, a pesar de sus múltiples heridas y mutilaciones (le faltaba una pierna, un ojo y tenía un brazo inutilizado), era un estratega sin igual.
A sabiendas de su inferioridad numérica, Lezo diseñó una defensa basada en la resistencia estratégica, aprovechando las fortificaciones de la ciudad y el clima tropical para desgastar a los invasores.
La batalla y la resistencia heroica
Los británicos comenzaron el ataque bombardeando ferozmente los fuertes españoles, creyendo que la superioridad de su artillería bastaría para abrirse paso. Sin embargo, las defensas de Cartagena eran imponentes: el castillo de San Felipe de Barajas, el fuerte de Bocachica y las murallas de la ciudad resistieron durante días los intensos ataques.
Blas de Lezo y sus hombres utilizaron tácticas magistrales para frenar el avance enemigo. Minaron caminos, bloquearon accesos y aprovecharon el terreno para lanzar ataques sorpresivos. Además, el calor, la humedad y las enfermedades tropicales comenzaron a afectar a las tropas británicas, que no estaban acostumbradas a combatir en ese entorno.
El punto culminante del asedio llegó cuando los británicos intentaron tomar el castillo de San Felipe de Barajas. Creyendo que la resistencia española estaba agotada, lanzaron un asalto masivo, pero fueron repelidos brutalmente. Los españoles, desde lo alto de las murallas, los esperaron con fuego de artillería, fusilería y hasta con trampas improvisadas. El ataque se convirtió en una carnicería, y las tropas británicas fueron obligadas a retirarse en desorden.
La retirada británica y la victoria española
Después de más de dos meses de combates y tras haber perdido más de 10,000 hombres entre bajas y enfermos, Vernon comprendió que Cartagena no caería. En mayo de 1741, con sus tropas diezmadas y sus recursos agotados, la flota británica abandonó la batalla y se retiró humillada.
La victoria española fue un golpe devastador para los planes expansionistas de Inglaterra y aseguró la permanencia de Cartagena de Indias como uno de los bastiones más importantes del imperio español en América.
El legado de la defensa de Cartagena
La victoria de Blas de Lezo y sus hombres no solo impidió la conquista británica del Caribe, sino que también consolidó el prestigio de la marina española. Sin embargo, irónicamente, Blas de Lezo no recibió el reconocimiento que merecía en su tiempo. Murió poco después de la batalla, probablemente por una infección causada por las heridas sufridas durante el asedio.
Por otro lado, en Inglaterra, el fracaso fue tan vergonzoso que el gobierno británico trató de minimizarlo e incluso prohibió hablar del tema en los registros oficiales. Vernon, que había llegado confiado de que regresaría como un héroe, vio su reputación destruida y murió sin gloria años después.
Hoy, la defensa de Cartagena de Indias es recordada como una de las mayores gestas militares de la historia de España y un ejemplo de cómo el ingenio, la determinación y el coraje pueden vencer a fuerzas aparentemente invencibles. La ciudad sigue en pie, con sus imponentes murallas como testigos de una de las batallas más épicas del siglo XVIII.
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