En el verano de 1943 el frente oriental era el más grande desafío para el ejército alemán. Tras dos desastrosos inviernos en Rusia (1941 y 1942) las divisiones germánicas estaban obligadas a retomar la ofensiva. Adolfo Hitler esperaba que con sus nuevos tanques “Tigre”, “Pantera” y “Elefante” el frente ruso se rompería. Por otro lado, los soviéticos llevaban acumuladas demasiadas bajas. Sus generales aún no habían terminado de comprender el “Blitzkrieg” de los nazis. Pero esta vez la URSS estaba dispuesta a frenar a sus atacantes y devolverles el golpe. Así llegamos a Kursk 1943: Operación Ciudadela
La URSS sabía qué habia que cambiar las tácticas y aprender del enemigo. Los alemanes empezaron a acumular armas, tanques y aviones en una pequeña saliente del frente: Alrededor del pueblo de Kursk. Los soviéticos esperaban que los alemanes se lanzaran por el norte y por el sur. Sabiendo por donde iba a ser el ataque, utilizaron el tiempo para fortalecer sus defensas. La Wehrmacht, por otro lado, se dedicó a aumentar sus efectivos en la zona. La batalla comenzó el 5 de julio y la expectativa de los generales alemanes era lograr vencer a los rusos en tan solo unos días. Las cosas no fueron así.
Las defensas de los rusos esta vez se edificaron de manera diferente a las batallas del pasado. Las formaciones soviéticas estaban acomodadas de tal forma que no permitían a la “Blitzkrieg” romper por completo el frente. Esto empezó a agotar el esfuerzo de los atacantes, ya que cada metro les costaba demasiadas vidas y material. En el frente del sur los blindados soviéticos detuvieron por completo a las panzers. En el frente norte el rompimiento nunca se dio. Parecía que para Alemania todo iba mal, pero aún faltaba lo peor: Los Americanos desembarcaron en Sicilia el 9 de julio.
Para detener a los Aliados en Italia, Hitler tuvo que retirar varias divisiones blindadas del frente oriental. Esto significó el fin de la batalla de Kursk con una gran victoria soviética. A partir de esta derrota, los alemanes nunca más pudieron tener la iniciativa en el frente oriental. Aquí vemos demasiados errores por parte de los alemanes: Atacaron sin el factor sorpresa y permitieron que los rusos se fortificaran y los superaran en números. La inteligencia alemana fue un fracaso total: Atacar en esa saliente era una derrota segura. Por otro lado, la Luftwaffe nunca logró la superioridad aérea.
¿Dónde estaban las operaciones de contrainteligencia? ¿Por qué los alemanes no lanzaron señales de que el ataque iba a ser en otra parte del frente? Atacar sin ningún factor sorpresa es un gran error. El tiempo siempre fue un elemento de desventaja para Alemania. La apuesta de Hitler de que sus nuevos tanques iban a ser la diferencia terminó operando en contra de su ataque. Se perdió mucho tiempo tratando de llevar los “Elefantes” al frente de batalla. Por otro lado, los rusos jugaron bien sus cartas. Haber cambiado sus tácticas y hacer líneas de defensa profundas les permitió sostener los frentes. Así fue Kursk 1943: Operación Ciudadela
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