Amores: ¿Parejos y disparejos? Me llena de curiosidad y sorpresa la forma en que los humanos amamos, siempre en busca del cumplimiento de expectativas, de sueños prometidos y de la esperanza del “y vivieron felices para siempre”. Y está bien, es natural. Incluso hemos creado rituales y tradiciones para celebrar el amor.
Este texto tiene como objetivo brindarte herramientas para amar y disfrutar más, desde lo que eres y tienes, desde tu autenticidad, acompañado de una pareja que te complemente.
La magia de las hormonas
<<Se vieron, se encontraron, fue el momento perfecto, la pareja ideal, tal como lo habías soñado. Se tomaron de la mano y una energía mágica recorrió cada poro de su ser. Sí, ahí estaba: la persona perfecta para ti. Se besaron, se abrazaron y comenzó su historia de amor.>>
Con el tiempo, la conexión seguía presente, pero ya con matices. Aparecieron los defectos, las diferencias… y poco a poco “ya no era tan perfecto”. ¿Te has preguntado dónde quedó la magia?
La respuesta está en las hormonas. Desde el primer contacto físico, en el primer beso, en cada caricia, las hormonas de la felicidad se activaron, generando una sensación placentera que te hacía querer más de esa persona. Pero cuando la etapa del enamoramiento concluye, comienza una fase más realista: la decisión de ser pareja. Aquí es donde mis mejores consejos pueden ayudarte.
La elección
Con o sin pareja, te invito a ser muy sincero(a) contigo mismo(a). Pregúntate sin miedo ni necesidad de compañía:
- ¿Qué espero de una pareja?
- ¿Cuáles son mis puntos no negociables?
- ¿Cuáles son mis referentes de relaciones exitosas? (Honrando y respetando esas historias).
- Y lo más importante: ¿Qué tengo para dar y ser pareja?
Esta última pregunta es clave. Implica conocer tus convicciones, talentos y estabilidad emocional, física y espiritual. También significa reconocer si hay heridas pendientes con mamá o papá, para evitar elegir una pareja que solo venga a llenar vacíos emocionales no resueltos.
Cuando decides ser pareja, hazlo desde la madurez, entendiendo que la otra persona también tiene una historia, con sus propias dolencias y carencias. Más allá del placer hormonal, la elección debe basarse en la comunicación, la compatibilidad y la voluntad de seguir juntos cada día.
Canales de comunicación
Siempre nos dicen que la comunicación en pareja es clave, y es cierto. Es la base para conversaciones incómodas, necesarias y de crecimiento. Pero, si es tan importante, ¿por qué a veces no logramos entendernos?
Cada persona tiene un canal de comunicación predominante, según el modelo VAK de Richard Bandler y John Grinder:
- Visual: Aprende y se expresa con imágenes, gestos y detalles estéticos.
- Auditivo: Se enfoca en palabras, tonos de voz y conversaciones profundas.
- Kinestésico: Vive a través de las emociones, el contacto físico y las sensaciones.
Si tu canal de comunicación es visual y hablas con alguien que es auditivo, pueden surgir malentendidos. Lo mismo ocurre entre un kinestésico y un visual. El reto está en aprender a hablar el idioma del otro.
Te invito a descubrir tu canal predominante y el de tu pareja. Comunícalo y ajusta tu forma de expresarte para conectar mejor. Ahí está la clave de muchas relaciones exitosas.
El día a día
Ser pareja es una elección diaria. Es celebrar los logros, acompañarse en los momentos difíciles y construir juntos un plan de vida que potencie a ambos, tanto individualmente como en equipo. Es admiración, respeto y motivación mutua para ser mejores personas. Y esa decisión nace del deseo de ser la mejor versión de uno mismo, para así sentirse amado, acompañado y seguro al lado de una pareja que verdaderamente sea pareja.
El amor, el motor del mundo
El amor es la fuerza que impulsa las relaciones humanas. Amar también es aprender a recibir amor. Es un acto de crecimiento, de cuidado y de compañía con nuestros seres queridos. Pero la plenitud del amor comienza por nosotros mismos. Solo cuando nos amamos genuinamente, podemos compartir ese amor con alguien más.
Gracias por leer: Amores: ¿Parejos y disparejos?