¿Cómo has aprendido a amar? Tal vez, tu historia de vida te ha enseñado a amar de forma apasionada, romántica, casi de ensueño, o incluso desde el dolor. Pero hoy estás aquí, por ti. Estas palabras buscan invitarte a sentir el amor desde una nueva perspectiva, desde tu propio corazón, entrelazado con tu historia personal. Permíteme acompañarte para entender cómo y por qué hemos amado de esa manera.
Qué hermosa es esa sensación de conocer a alguien, sentir una conexión inmediata, compartir sueños, proyectos, visión de la vida, convicciones, valores… la pareja perfecta. Durante nuestra juventud, casi todos hemos experimentado este encantamiento. Sin embargo, con el tiempo, el enamoramiento comienza a desvanecerse, las coincidencias se desdibujan y en su lugar surgen diferencias, a veces hasta vemos con ojos críticos las mismas actitudes que antes nos encantaban.
El ser humano es un cúmulo de procesos químicos: desde el equilibrio del pH hasta la oxigenación de las células al respirar. Nuestras emociones, también, se desarrollan en el cerebro límbico, y cuando nos enamoramos, las hormonas de la felicidad —dopamina, serotonina, endorfinas y oxitocina— se disparan, haciéndonos sentir esa conocida sensación de «mariposas en el estómago». En esos momentos, nuestro cuerpo se baña en bienestar, y en esa etapa del enamoramiento, queremos más y más de ese placer.
Pero, ¿qué pasa cuando ya no encontramos esas coincidencias con nuestra pareja? ¿Se ha acabado el amor? ¿Ya no me quiere como antes? ¿No era mi «alma gemela»?
El enamoramiento es solo el inicio, una puerta hacia la construcción de una relación de pareja. Es entonces cuando cada uno empieza a mostrarse tal como es, sin los filtros del enamoramiento. El verdadero reto está en construir una relación consciente, donde el amor real comienza a florecer.
Cada persona ama de acuerdo con su historia de vida: ya sea desde el romanticismo, desde el dolor, o desde la lucha. Ser consciente de cómo hemos aprendido a amar es clave para construir relaciones sanas. Te invito a hacerte las siguientes preguntas:
¿Quién soy para mí?
¿Qué tengo para dar?
¿Qué deseo compartir?
¿Qué quiero recibir?
¿Qué no estoy dispuesto/a a negociar?
El amor verdadero no es una búsqueda de «medias naranjas», sino la unión de dos seres completos, conscientes de su propio valor, que eligen compartir su vida desde la voluntad y la convicción. Amar desde la plenitud personal es aceptar que, aunque las «mariposas» del enamoramiento se desvanezcan, lo que queda es una relación sólida, basada en la comunicación, la pasión y el respeto mutuo.
Entonces, ¿existen las medias naranjas? Sí, pero sólo en el sentido de que buscamos en otro lo que no hemos sanado en nosotros mismos. Dos medias naranjas se encuentran con sus propias heridas, esperando que el otro las cure.
Los amores completos son aquellos que se potencian mutuamente, donde cada persona se construye día a día, y la coincidencia en sus vidas es fruto de una decisión consciente.
El secreto para tener un amor completo está en tu propio desarrollo y crecimiento personal. Cuando alcances esa plenitud, ten por seguro que llegará.
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